Mi día a día
Me llamo Rosi, tengo 59 años y me detectaron
Fibromialgia en el año 2006, el Doctor Riestra, después de unos años
penitenciando con los médicos y poniendo cada vez que iba unas inyecciones de
cortisona.
Quisiera contar un poco de cómo me ha cambiado el día a día con mi enfermedad y cómo me
siento (no sé si a todos les ocurre lo mismo):
De ser una persona muy trabajadora, sin que me costara
trabajo hacer cualquier cosa, por ejemplo coger un saco de pienso de 40 Kg., a
pasar a estar siempre cansada, pero muy cansada; pensar que se hay que levantar
es un gran sacrificio, no tener fuerza ni para cambiar la bombona de gas o
abrir un bote de mayonesa, no tener gana de nada, y que todo te meta miedo. Lo
poco que puedes hacer, siempre pensando… ¿podré mañana hacer tal cosa? El día
que no te duele el cuello y brazos, o manos, te duele la espalda, o las
rodillas, o las piernas o la cabeza. Pero lo normal es que te duela casi todo a
la vez.
Otra cosa es que se te olvida casi todo, por ejemplo,
estás hablando y se te olvida qué estás diciendo; y en esto lo peor es lo mal
que te sientes; por eso, y porque de presencia estás bastante bien y con kilos
de más, que la misma enfermedad y los tratamientos te ayudan a coger esos kilos
y en mi caso, la ansiedad que siento por todo ello me da por comer. Por otro
lado, ¿cómo puedes explicar que estás mal con la presencia que tienes? , la
gente piensa que estás mal de la cabeza.
Yo cada día me da más pena de la gente que es vaga,
porque les tiene que costar mucho trabajo hacer las cosas, porque yo voy como
un motor con el freno con el freno echado, que quiero pero no puedo.
También tenemos un doble problema con los médicos que
nos maltratan psicológicamente y no tienen un poco de tacto para tratarnos como
personas con una enfermedad que no podemos entender ni nosotros mismos.
Necesitamos que ellos nos ayuden, no que nos digan “con lo que tienes, qué
quieres”.
Esta enfermedad te lleva a una depresión y tienes que
estar luchando para no volver a caer en ella constantemente, porque si vas a
gimnasia y eres la más joven y ves que las personas más mayores que tú lo hacen
y a ti te dicen que tengas cuidado…; si viajas en coche o en autobús mucho
tiempo, cuando te bajas eres todo un poema, tienes que contar hasta 10 para
disimular, etc.
El hecho de que la familia te pueda entender es muy
difícil, porque tampoco eres capaz tú de explicarles cómo te sientes, porque
muchas veces te sientes una verdadera mierda y necesitas tanto que tiren de
ti…; se necesita ser un vagón y que ellos sean la máquina, porque estás cansada
de tirar de ti misma.
No conozco lo
que ocurre en otros casos, pero el mío, entre la Fibromialgia (que creo que es
una enfermedad caprichosa y de ricos, porque necesita ir a gimnasia, piscina,
baile, estar siempre muy entretenida…) cinco pinzamientos, artrosis, artritis
degenerativa, osteoporosis en las manos, la rodilla con el menisco roto, algo
en la rótula y mala circulación… también tengo unos pocos kilos de más que para
todo esto no debe ayudar mucho. Y por eso se está de bastante mal humor y con
poca gracia.
Afortunadamente todas las temporadas no son igual de
malas. Gracias a Dios.
Nava, 15 de junio de 2011
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