domingo, 3 de mayo de 2015

VIVENCIAS Mi día a día

Mi día a día

Me llamo Rosi, tengo 59 años y me detectaron Fibromialgia en el año 2006, el Doctor Riestra, después de unos años penitenciando con los médicos y poniendo cada vez que iba unas inyecciones de cortisona.
Quisiera contar un poco de cómo me ha cambiado  el día a día con mi enfermedad y cómo me siento (no sé si a todos les ocurre lo mismo):
De ser una persona muy trabajadora, sin que me costara trabajo hacer cualquier cosa, por ejemplo coger un saco de pienso de 40 Kg., a pasar a estar siempre cansada, pero muy cansada; pensar que se hay que levantar es un gran sacrificio, no tener fuerza ni para cambiar la bombona de gas o abrir un bote de mayonesa, no tener gana de nada, y que todo te meta miedo. Lo poco que puedes hacer, siempre pensando… ¿podré mañana hacer tal cosa? El día que no te duele el cuello y brazos, o manos, te duele la espalda, o las rodillas, o las piernas o la cabeza. Pero lo normal es que te duela casi todo a la vez.
Otra cosa es que se te olvida casi todo, por ejemplo, estás hablando y se te olvida qué estás diciendo; y en esto lo peor es lo mal que te sientes; por eso, y porque de presencia estás bastante bien y con kilos de más, que la misma enfermedad y los tratamientos te ayudan a coger esos kilos y en mi caso, la ansiedad que siento por todo ello me da por comer. Por otro lado, ¿cómo puedes explicar que estás mal con la presencia que tienes? , la gente piensa que estás mal de la cabeza.
Yo cada día me da más pena de la gente que es vaga, porque les tiene que costar mucho trabajo hacer las cosas, porque yo voy como un motor con el freno con el freno echado, que quiero pero no puedo.
También tenemos un doble problema con los médicos que nos maltratan psicológicamente y no tienen un poco de tacto para tratarnos como personas con una enfermedad que no podemos entender ni nosotros mismos. Necesitamos que ellos nos ayuden, no que nos digan “con lo que tienes, qué quieres”.
Esta enfermedad te lleva a una depresión y tienes que estar luchando para no volver a caer en ella constantemente, porque si vas a gimnasia y eres la más joven y ves que las personas más mayores que tú lo hacen y a ti te dicen que tengas cuidado…; si viajas en coche o en autobús mucho tiempo, cuando te bajas eres todo un poema, tienes que contar hasta 10 para disimular, etc.
El hecho de que la familia te pueda entender es muy difícil, porque tampoco eres capaz tú de explicarles cómo te sientes, porque muchas veces te sientes una verdadera mierda y necesitas tanto que tiren de ti…; se necesita ser un vagón y que ellos sean la máquina, porque estás cansada de tirar de ti misma.
No conozco  lo que ocurre en otros casos, pero el mío, entre la Fibromialgia (que creo que es una enfermedad caprichosa y de ricos, porque necesita ir a gimnasia, piscina, baile, estar siempre muy entretenida…) cinco pinzamientos, artrosis, artritis degenerativa, osteoporosis en las manos, la rodilla con el menisco roto, algo en la rótula y mala circulación… también tengo unos pocos kilos de más que para todo esto no debe ayudar mucho. Y por eso se está de bastante mal humor y con poca gracia.
Afortunadamente todas las temporadas no son igual de malas. Gracias a Dios.



Nava, 15 de junio de 2011

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